Blog 25 – Malos malísimos

Si pensaban que iba a hablar de políticos, banqueros, economistas, dictadores, terroristas o empresarios inescrupulosos e insensibles están equivocados… Esta vez voy a hablar de los malos en el cine, gente que hace mucho mal, pero en un mundo de ficción… ¡afortunadamente!

El maestro

No deja de ser curioso e irónico que Alfred Hitchcock nunca fuera premiado con un Oscar o una Palma de Oro por alguna de sus películas… aunque por fortuna sí recibió otros premios prestigiosos y los de reconocimiento a su carrera… tarde o temprano todo ocupa el lugar que le corresponde… Uno de sus films, Vértigo (1958) está en el primer lugar en la lista de las 50 mejores películas de todos los tiempos según el British Film Institute (BFI). Compartamos esto o no es innegable la calidad narrativa que tenía el director británico cuya influencia llega hasta nuestros días.

En uno de los capítulos de “El cine según Hitchcock”, maravilloso e imprescindible libro de conversaciones entre el maestro del suspense y François Truffaut, Hitchcock nos ilustra con el siguiente concepto “(…) cuanto más logrado sea el retrato del malo, más lograda será la película. He aquí la gran regla fundamental… “ . Me atrevería a afirmar que el cine nos ha demostrado en numerosas oportunidades que esta teoría está más que demostrada.

Tiene que ser muy, muy malo

Los malos de la vida real tienen muchas caras… A veces, ni siquiera nos damos cuenta de que son tan malos hasta ver las consecuencias de sus actos… Otras sí, pero son tan hábiles para utilizar las diferentes estructuras de poder y engaño a su alcance, que todo intento de oponernos se queda en eso, simplemente en una intención. Pero algunos malos del cine pueden llegar a ser muy atractivos (¡y mucho más inofensivos para nosotros!)… de hecho, a veces nos ponemos de su parte y preferimos que ganen, porque son más carismáticos que el protagonista…

Por supuesto, para conseguir un villano logrado, hace falta un buen guion y una buena interpretación. Nuestra memoria colectiva recuerda muy bien a algunos de ellos, curiosamente “protagonistas” de algunas de las mejores escenas o secuencias del cine, cuando su lugar natural debiera de ser el opuesto:

Roy Batty, un replicante interpretado por un inspirado Rutger Hauer en la película “Blade Runner” (Ridley Scott, 1982); o el Joker de “The Dark Knight” (Christopher Nolan, 2008) con un merecidísimo reconocimiento póstumo a Heath Ledger… Y ni hablar del Anton Chigurh con la cara de Javier Bardem en “No es país para viejos”  (Joel y Ethan Coen, 2007)… O el Hans Beckert, asesino de niñas que evade a la policía y a la mafia en el clásico de 1931 de Fritz Lang “M, el vampiro de Dusseldorf” con la mirada siniestra y el silbido de Peter Lorre. Pero hay muchos, muchísimos más, bastante memorables en los casi 117 años de la historia del cine.

Son antagonistas muy malos, pero llenan la pantalla con su presencia y nos generan una curiosa fascinación. En esta entrada voy a hablar de uno de los malos más atractivos de los últimos años.

Un currículum aterradoramente impresionante

Nombre: Coronel Hans Landa
Profesión: Cazador de judíos en la alemania nazi
Película: Inglourious Basterds (Malditos bastardos)
Director: Quentin Tarantino
Año: 2009

El cine bélico da para mucho, si es que nos podemos permitir catalogar cualquier film de Tarantino en algún género. Pero de la mano de este director, el resultado suele ser una propuesta bastante original como esta que nos presenta este especialista en crear personajes fascinantes.

Hans (Christoph Waltz) Landa, es un personaje diseñado para causarnos una aversiva atracción, si es que me permiten el oxímoron (¡me encanta esta palabra!). Nos planta su presencia en la primera secuencia de la película (según mi opinión una de las más logradas de los últimos tiempos) y toda nuestra atención se centra en él.

La regla fundamental de Hitchcock se cumple de manera contundente en este film. Vemos durante casi 19 minutos una escena ambientada mayormente en el interior de una granja francesa, en la que se nos presenta a un tipo del que difícilmente se libre nuestra protagonista. Se muestra amable, agradable, educado, incluso hasta empático; pero no deja de ser un asesino metódico y sistemático. Es el primer personaje importante que se nos introduce en la película… Tarantino sabe muy bien que todo funcionará mucho mejor presentando al Coronel Landa en acción en esta intensa secuencia inicial. Vemos cómo se esfuerza por hablar francés con el granjero, elogia a sus hijas, la leche que producen sus vacas y va cercando, con lo que en apariencia es un cordial interrogatorio, al hombre, íntegro en un primer momento, pero que comienza a flaquear al ver que no se está enfrentando a un nazi burócrata más. Incluso el genial Waltz le da un toque de deliberada torpeza a la caracterización de su personaje cuando no encuentra uno de los nombres en su lista negra o saca esa especie de pipa ridícula y se pone a fumar.

Secuencia diseñada al mejor estilo Hitchcock, una de las más evidentes influencias en Tarantino, en la que la tensión va creciendo al tiempo que se nos revela información hasta llegar al clímax y su violenta resolución final.

Un Landa que recordaremos siempre como uno de los villanos más crueles y carismáticos de la historia del cine, que le mereció a Waltz el premio de la academia de Hollywood y el de Cannes por su actuación.

Prometo que seguirán desfilando malos memorables por este espacio… es mi plan para dominar el mundo: llenar internet de malos malísimos (se oye mi exacerbada risa sarcástica).

Christian Flavio Tasso

7 comentarios sobre “Blog 25 – Malos malísimos

  1. Y Gene Hackman de malo malisimo en Sin Perdón, genial !!!
    Por cierto, Vertigo no ganó en el festival de Donosti, tela marinera… hasta los más grandes no se lo pusieron facil en sus inicios, asi que hay que persistir.
    Richard.

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    1. …Eso del reconocimiento… Borges nunca ganó un premio novel de literatura… ¡y Kafka…! Si su amigo Max Brod no hubiera desobedecido sus órdenes de destruir todos sus manuscritos, hoy no existirían las situaciones «kafkianas«…
      Gracias por tus comentarios Richard, y sí, lo importante es persistir…

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