Blog 29 – La profunda puerilidad de Trier

Después de un par de meses en los que me resultó complicado encontrar tiempo para escribir un blog (es lo que tiene publicar sin hacer copy-paste), vuelvo con un autor que me causa una especial admiración y que puede ser genial e infantil al mismo tiempo: Lars von Trier.

Lars von Trier ¿Personaje o persona…?

Lars Von Trier Cannes 2011Procuraré separar al personaje de la persona, lo cual es una tarea bastante ardua tratándose de Trier. Para conseguir esto recopilé algunos aspectos destacados de su vida, pero no profundizaré ya que existen dos biografías bastantes completas y recomendables, aunque tienen algunos años ya: la de Hilario J. Rodriguez (Ediciones Jc) y la de Jack Stevenson (Paidós). Ambas contribuyen a entender un poco mejor algunas de las motivaciones de este artista.

Nació en Copenhaguen bajo el nombre de Lars Trier en el año 1956. Creció en el seno de una familia progresista. Su madre había estado en la lista negra de personas buscadas por los nazis. Tanto Ulf, su “padre” como su madre trabajaron en el Ministerio de Asuntos Sociales en Dinamarca al acabar la Segunda Guerra Mundial. Se interesó desde muy joven por el cine, ya que su madre le regaló una cámara a los 10 años. Su tío, vinculado al mundo del cine, también fue uno de sus tutores en su adolescencia.

Lars pasó por el mundo de la actuación, la pintura y acabó matriculándose en la Escuela Danesa de Cine donde se graduó en 1983. Aunque estaba afiliado al Partido Comunista, siempre vestía con un aire fascista. Aquí aparece uno de los aspectos contradictorios de su vida ya que su padre (Ulf) era judío y él también lo era. Durante su paso por la escuela de cine, se añadió la partícula “von” al nombre. De esta manera se sentía más próximo a directores alemanes como von Stroheim o von Sternberg, además de otorgarse un aire más aristocrático. Él siempre tuvo la idea de que Europa es Alemania, y eso se manifiesta en su filmografía, tan claramente como su antiamericanismo.

Su obra es bastante provocadora y controvertida desde sus primeras cintas, por lo que muchas veces hubo (y hay) opiniones encontradas con respecto al reconocimiento de su calidad artística. Su percepción sobre este aspecto hizo que tuviera varios excesos verbales a lo largo de toda su carrera.

En 1989, cuando Lars tenía casi 34 años, su madre le confiesa en su lecho de muerte, que su padre biológico no era Ulf sino Fritz Michael Hartmann, descendiente de artistas daneses. Su progenitora se justificó diciendo que quería que su hijo tuviera una afinidad artística… Obviamente, su padre biológico no quiso saber nada de Lars ni entonces, ni cuando luego de la revelación Lars intentó acercarse a él… de hecho le comunicó que si tenía algo que decirle, lo hiciera a través de sus abogados… buen padre…

dogma_95En 1991 funda Zentropa con Albaek Jensen, productora con la que realiza sus films y los de otros colegas nórdicos. En el año 1995, coincidiendo con la conmemoración de los 100 años de la invención del cine, crea un proyecto vanguardista junto a Thomas Vinterberg, el Dogma 95. Redactan en unos minutos 10 reglas llamadas “votos de castidad” con las cuales pretendían crear un cine más puro y así enfrentarse a la oleada de films atiborrada de efectos especiales que venía principalmente desde EEUU.

Una de las características del cine de Trier es que ordena sus películas en trilogías:

Trilogía Europa: El elemento del crimen, Epidemic, Europa
Trilogía del corazón de oro: Rompiendo las olas, Los idiotas, Bailar en la oscuridad
Trilogía EEUU – Tierra de oportunidades: Dogville, Manderlay, …..
Trilogía de la depresión: Antichrist, Melancholia, Nymphomaniac

Tiene varios galardones de prestigiosos festivales de cine de todo el mundo en su haber, entre ellos una Palma de Oro de Cannes por “Bailar en la oscuridad”. También fue declarado “persona non grata” en el mismo festival por hacer un desafortunado comentario sobre Hitler.

Sufre de muchas fobias, por ejemplo, no viaja en avión, por lo que él mismo dice que “teme a todo en la vida menos a filmar”.

Estilo personal (spoilers warning!)

Originalmente, había pensado (y escrito en gran parte) esta entrada pensando en el film “Dogville” (2003), una película que durante varios años estuvo en un lugar destacado entre mis preferidas. Pero el mes pasado incluimos “Melancholia” (2011) en la programación del Club Cinema Castellar Vallès y centraré mis reflexiones sobre su estilo a partir de esta película.

Provocar y provocar…

Quizá recuerden algunos de los comienzos de Trier: en “Europa” (1991) intenta hipnotizarnos con la voz de Max von Sydow, en “Bailar en la oscuridad” (2000) nos mete más de 3 minutos de manchas de colores (o cuadros) con un fondo musical de Björk y en “Melancholia” ¡Nos cuenta el desenlace de la historia! con la música de “Tristan e Isolda” de Wagner ¿…y por qué hace esto…? simplemente porque, además de su naturaleza provocadora, nos dice que lo más importante no es lo que se cuenta sino cómo se cuenta. Sí, el planeta Melancholia se acerca a la Tierra, pero ¿qué pasa por el interior de esas dos hermanas…? ¿cómo se enfrentan la vida…? ¿…y la muerte…?

La primera parte de la película está dedicada a Justine, papel que le valió el premio a Mejor Actriz en el Festival de Cannes a Kristen Dunst (y que curiosamente Trier había ofrecido primero a Penélope Cruz, que aparece en los agradecimientos finales). Justine es una creativa publicitaria en el día de su boda, mientras sus padres separados parecen estar en mundos y frecuencias diferentes y su jefe parece más interesado en un eslogan que en la felicidad de su subordinada. Pero Justine es depresiva y es incapaz de ser feliz, incluso aunque su hermana y su cuñado se hayan esmerado en organizarle una gran fiesta por todo lo alto. Y aquí vemos una marca temática en el cine de Trier, esa sensación de soledad frente al mundo: Justine está sola en su propia boda… nadie es capaz de comprenderla salvo, quizá un poco, su hermana Claire (Charlotte Gainsbourg).

Claire es la protagonista de la segunda parte de la película, que transcurre después de la frustrada boda de Justine, y que está centrada en la amenazante aproximación del planeta Melancholia a la Tierra. Claire es una mujer tradicional, organizada, perfeccionista que tiene un marido y un hijo, y a la que le gustaría ver a su hermana feliz. Acoge a una Justine sumida en una depresión en su casa, e intenta sacarla de este estado por cualquier medio. Pero a medida que Melancholia se acerca, Claire se vuelve más inestable y vulnerable emocionalmente y Justine parece más “iluminada”. Lars von Trier vuelve a despotricar aquí contra el ser humano, como lo hiciera también en “Dogville”, y a asegurar a través del personaje de Justine que nos merecemos este fatal destino.

El director, irónicamente, dice que este es uno de sus finales más felices… bastante habitual para quienes estamos acostumbrados a la manera en que se tratan los temas en el cine nórdico.

Las formas cinematográficas

Trier no es solo un provocador en la manera en que trata ciertos temas, sino en el estilo que tiene para crear un universo diegético propio en cada una de sus películas. Recordemos nuevamente las técnicas visuales, casi experimentales, que utilizó en “Europa”, o su película del Dogma 95 “Los idiotas” o el (anti)musical que fuera “Bailar en la oscuridad” o como logra introducirnos en esos decorados dibujados que conforman la ciudad de Dogville. No deja de hacerlo en “Melancholia” con esa primera secuencia pictórica, excelentemente fotografiada y rodada a cámara super lenta.

melancolia

Todas estas maneras de exponer sus historias son un argumento más en los que se afianza la teoría de que es más importante como se cuenta una historia, que la historia en sí misma: se pueden utilizar técnicas simples o más sofisticadas, pero lo importantes es que de una manera u otra Trier logra que nos identifiquemos con sus personajes y padezcamos con ellos, aunque si lo analizamos en profundidad, la historia pueda parecernos infantil: un planeta que se acerca a la Tierra y la destruirá, una chica perseguida por unos gángsters se esconde en un pueblo en medio de las montañas…

Mujeres mártires

Trier tiene fama de exprimir psicológicamente a sus actrices, pero varias de ellas han ganado prestigiosos reconocimientos por sus actuaciones en sus películas. Al parecer este es su modus operandi para conseguir interpretaciones que impregnan de profundidad y sentimientos a los personajes que crea, que también son mártires en la pantalla. Recordemos a algunas de ellas: Emily Watson en “Rompiendo las olas”, Björk en “Bailar en la oscuridad”, Kidman en “Dogville”, Dunst en “Melancholia”.

Espero haber compensado con esta entrada “extendida” las pocas publicaciones de los últimos tiempos. Y espero que no me declaren “bloguero no grato” si me tomo un poco de tiempo entre publicación y publicación.

Christian Flavio Tasso

Referencias:
Aparte de las biografías de Lars von Trier de Hilario J. Rodriguez y Jack Stevenson que comenté más arriba, hay más información sobre Trier en imdb.com . He encontrado algunas imprecisiones entre las diferentes fuentes.

7 comentarios en “Blog 29 – La profunda puerilidad de Trier

  1. matiasdelac

    Muy bueno su análisis, amigo.
    Lo único que puedo decir es que cuando vi esta película sentí una sensación de melancolía y angustia que hicieron que el film valiera la pena…. es decir, el tipo sea lo que sea ha logrado transmitir en la historia eso mismo que en el título figura tan sólo como una palabra… o de otra forma, no sólo la forma de lo que propone, sino todo su contenido….
    En Bailarina… también sentí agobio, desesperación, como que todo el mundo se va cerrando no ya al personaje,sino al propio espectador…. que deja de ser tal para pasar a hacer carne la historia….

    ¿Qué digo? Que no se si el tipo es o no personaje, pero lo que se es que logra transmitir las sensaciones que propone como pocos directores lo hacen.

    Gracias, señor CH, me ha gustado mucho su artículo ;)
    Abrazo.

    Juan Matías

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    1. Christian Flavio Tasso Autor

      ¡Gracias por tus comentarios Juan Matías!
      Es verdad, este aspecto que comentás sobre el estado que transmite también salió en el debate posterior a la película el día que la proyectamos, y también se comenta en varios análisis psicológicos de la misma. Se ve que Trier sufría de depresión en el momento de escribirla.
      Y sí, esos climax agobiantes que crea tanto aquí, como en Bailar en la oscuridad (Bailarina en la oscuridad en Argentina) son parte de sus marcas de fábrica también.

      ¡Hasta pronto!

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  2. Anónimo

    Muy interesante tu valoración sobre Trier y la pelicula.
    Hay un aspecto de Trier,que tu señalas, que a mi siempre me ha producido un gran interés:su capacidad de explicar las cosas de forma muy distinta en cada una de sus películas.
    Debo reconocer que en ocasiones me han producido una cierta incomodidad. Es el enterno debate entre etica y estetica; fondo y contenido etc.
    Para mi, como amante del cine clásico, tiendo a valorar la forma desde una optica de subordinación al contenido del mensaje y entiendo que la forma en si misma puede convertirse en el mensaje, pero recelo de la estética por la estética. Afortunadamente el paso del tiempo y la revisión de las peliculas nos permite separar lo esencial de lo superfluo, lo perecedero de lo imperecedero.

    Yo creo que en la filmografia de Trier la forma de explicar las películas ha tenido demasiado peso en el producto final. No es más que una opinión y en ultima instancia es de agradecer su esfuerzo en ser siempre creativo, y personalmente creo que con Melancolia ha realizado una gran pelicula, la he visto tres veces y cada vez entro mas en el universo que nos explica.

    Un abrazo.

    José Luis

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    1. Christian Flavio Tasso Autor

      ¡Gracias por tu aportación José Luis!
      Y tocas un tema de los que más me interesan sobre cierto tipo de cine como el de Trier por ejemplo: forma y mensaje. Como dice Juan Matías más arriba, y en lo que coincide mucha gente que habla de de este film, es que es capaz de transmitir la depresión y la desesperación de los personajes. Forma y contenido confluyen de una manera magistral en este relato…
      Y tengo que decirte que yo también recelo de la estética gratuita… solo nos hace falta ver un poco de publicidad (cuya finalidad es totalmente diferente) para ver infinidad de experimentos estéticos agradables (o no) a la vista… A lo que voy: jugar con la forma tienen menos mérito que conseguir que la forma y la historia vayan de la mano.
      ¡Hasta la próxima!

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  3. Pingback: 46 – Diez pelis… ¿¡Solo diez!? | Blog de Christian Flavio Tasso

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