De nuevo me vi en la obligación de saltarme una entrada que estaba escribiendo para centrarme en una peli que me impresionó considerablemente.
Primero los situaré un poco: Bram! Mostra de Cinema de Castellar del Vallès, una serie de proyecciones de cine y actos que organizamos anualmente entre el Club Cinema Castellar Vallès y el Ayuntamiento local, que cuenta con el apoyo de otras entidades y organizaciones públicas y privadas. La principal temática de las películas programadas es social y suelen ser de autor. Entre esta destacada selección nos encontramos con “El profesor” (Tony Kaye, 2011), una película independiente norteamericana del mismo director de otra pieza que en su momento no nos dejó indiferentes “American History X” (1998).
La película
Henry Barthes (Adrien Brody) es un profesor suplente que cae en una escuela con un alumnado marginal, cuyo nivel académico va en declive y a la que amenazan las garras de la privatización.
Más allá de algún exceso dramático, y una discutible cantidad de subtramas, la película nos cuenta la historia, principalmente, a través de la experiencia del Profesor Barthes, este eterno sustituto que prefiere esa distancia emocional que le da el nombre original a la película, si entendemos “Detachment” como desapego, poniendo un muro entre sí mismo y el resto de los mortales.
El mensaje que más me golpeó, es la poca atención que ponemos en aquello que conforma la materia prima de nuestras sociedades, nuestra garantía existencial de vivir en un mejor futuro: los alumnos.
“We don’t need no education”*
Sabemos que la adolescencia es una etapa difícil, en la que buscamos nuestro lugar en el mundo y en la que tenemos esa necesidad de pertenencia a algún clan, necesitamos referentes… Si nos comparásemos con una planta, es el momento en el cual precisamos que nos apuntalen y nos ayuden a encontrar nuestro camino. Todos los que hemos pasado por la adolescencia sabemos lo que es eso: vemos a los adultos como unos ineptos que no supieron hacerlo mejor de lo que podríamos hacerlo nosotros, lo cual les quita autoridad moral para enseñarnos cualquier cosa. Es en este contexto donde Kaye mete su particular dedo en el ojo, centrándose en el sistema educativo (aunque es el norteamericano en este caso, puede ser extrapolable a la educación en general), demostrando que nuestros jóvenes necesitan un apoyo que va mucho más allá de limitarse a cumplir con un programa de enseñanza, y esperar que la escuela les de todo lo que no tienen en sus hogares.
Verdaderos héroes modernos
Los docentes, en este caso, seres imperfectos que hacen uso de todo su ingenio para entrar en sintonía con una generación a la que se le inculca valores bipolares que oscilan entre el éxito y el fracaso (en el caso de esta escuela en concreto, están más cerca del fracaso) y vacuos en su concepción, deben lidiar con una realidad cotidiana atestada de faltas de respeto, negligencias de los padres y carencias afectivas en general, cuyas principales víctimas (y victimarios a veces) son nuestros adultos del futuro.
Generalizando, es muy difícil que consideremos a un profesor como un héroe moderno, ya que estamos influenciados por esos valores que nos inculcan los tiempos que corren, donde es preferible ser un deportista de élite o un exitoso hombre / mujer de negocios en lugar de un profesional que está sembrando las semillas de lo que será el futuro en nuestras sociedades… La infantería docente plantada en la primera línea de los problemas domésticos, sociales, y personales y con la dificultad añadida de tener que cumplir el rol de educadores sin siquiera poder transmitir su apoyo y comprensión a sus alumnos a través de cualquier tipo de contacto físico, aunque se trate de un inocente abrazo de contención cuando lo necesitan. Tienen que hacer lo que los padres no hacen sin poder hacerlo como sus padres.
Más que alumnos y profesores
Una educación pública, que es preferible ver como un negocio o una empresa antes que como una inversión a mediano y largo plazo, negocio que a ciertos sectores enquistados en el poder parece interesarles, después de todo ¿Tiene que pensar toda la gente…?
Detachment habla también sobre esos seres fragmentados que somos en la adolescencia para pasar a convertirnos en esos adultos incompletos, muchas veces incapaces de demostrar nuestros sentimientos o seguir lo que nos manda nuestro corazón. Nos lo explica en un lenguaje muy directo, franco, con ese registro documental que nos incomoda en la forma de narrar tanto como el tema que se trata. Adrien Brody, con su aspecto abatido y el resto de actores y actrices que interpretan a todas las piezas de este rompecabezas educativo, destacan por unas precisas performances.
Detachment es una película que no ha sido premiada en grandes festivales, algo que resulta bastante irónico considerando el tema que trata… Es que la escuela pública es menos fotogénica que muchos otros temas al parecer… como diría nuestro profesor Barthes: “We all need something to distract us from complexity of reality.” (Todos necesitamos algo para distraernos de la complejidad de la realidad).
Título Original: Detachment (El Profesor)
Año: 2011
País: Estados Unidos
Director: Tony Kaye
Reparto: William Petersen, Tim Blake Nelson, Sami Gayle, Renée Felice Smith, Marcia Gay Harden, Lucy Liu, James Caan, Isiah Whitlock Jr., Doug E. Doug, Christina Hendricks, Bryan Cranston, Blythe Danner, Adrien Brody.
Christian Flavio Tasso
*No necesitamos no educación (Another Brick in the Wall (part 2) – Roger Waters)