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Blog 21- Algunos sueños son posibles o The Stone Roses en Barcelona

La verdad es que he escrito un blog, aún no publicado, en el que vuelvo a reflexionar sobre los valores del mundo y la sociedad en la que vivimos… Pero por el momento se van a salvar de leerlo, ya que tengo cosas más alegres sobre las que escribir: los sueños cumplidos.

¿Qué es la felicidad?

Hace alrededor de 20 años (y digo «alrededor» porque el tiempo se pliega en nuestras memorias de una manera curiosa con el paso de los años), llegó a mis oídos una canción que se convirtió de forma instantánea, en una de esas que conformarían la banda sonora de mi vida. Comenzaba como una canción «normal», en el sentido que no tenía nada destacable con respecto a otras similares que escuchaba por aquel entonces, pero de golpe, en el minuto 3:38 estallaba de una manera desmesurada en acordes de guitarra, casi sobrenaturales, acompañados de un bajo y una batería de ejecución excelsa y acababa en el minuto 8:14 dejándome con una sensación de éxtasis catártico. El tema era «I Am The Resurrection» de The Stone Roses… Y yo llevo 20 años resucitando cada vez que lo escucho (ya hablé de esta canción en otro de mis blogs).

Me compré los dos CD que publicó este grupo en los 90, aunque, salvo que era una banda de Manchester, no sabía demasiado de ellos. De hecho soy de los que se deja llevar por variadísimas propuestas musicales sin prestar, a veces, demasiada importancia a los nombres de las canciones o a las letras.

Pocos años atrás, ya en la era del Youtube, el Wikipedia y el Facebook, investigué un poco sobre estos señores, y vi que se habían disuelto hacía más de 10 años y que estaba considerada una banda de culto, padres de lo que algunos llaman «La movida de Manchester» o «Madchester» y que habían influenciado toda la música de los 90, incluyendo a bandas consagradas como Oasis. Busqué aquel riff de guitarra en Youtube y era imitado, desvirtuado y ejecutado por varios admiradores, y yo pensaba «Algún día me gustaría aprender a tocar la guitarra sólo por el hecho de poder ejecutar esta parte de la canción».

Hace un par de meses, como soy fan de la banda en Facebook (o de alguna página similar), veo un anuncio que dice que tocarían en breve en Barcelona. Se había vuelto a juntar la formación original para hacer una gira que empezaba en esta ciudad. Comienzo a soñar, tenía la posibilidad de resucitar viéndolos en directo…

Sueños en directo

Mi pareja, que suele darme sorpresas de este tipo, me regaló la entrada ¡Gracias amor! Los tenía a un par de meses de distancia ¡Y no es que sea un apasionado de los directos! Pero esto era algo histórico que no me iba perder.

The Stone Roses BCN 8jun12

El día llegó. Fue el pasado viernes 8 de junio. El lugar era la Sala Razzmatazz, una disco que queda en los vestigios de lo que fue una zona industrial dentro de la Ciudad de Barcelona, en el barrio de Poble Nou.

Estaba nublado, y por momentos llovía, aunque la humedad y el calor daban la sensación de agobio. Es lo que tienen las ciudades que quedan cerca del mar…

Había mucha gente en los alrededores de Razzmatazz, gran cantidad de británicos, y muchos más aún en el interior del recinto. Las personas se agrupaban en la entrada para comprar camisetas de la banda. En las barras, los vasos de cerveza se llenaban con tal facilidad que parecía que el local estaba situado sobre un manantial natural de este líquido. La media de edad era «media alta». Yo estaba en Barcelona, pero se hablaba otro idioma. Si existieran los teletransportadores o las máquinas del tiempo, podría decir que me encontraba en alguna de las naves industriales del Manchester de finales de los 70 u 80… Al menos según mi imaginación, ya que no conozco Manchester.

Tengo que admitir que, cervecita en mano, me tomé una media hora en estudiar cuál era la posición adecuada para poder disfrutar del espectáculo considerando una variable importante: mi limitada altura en comparación con esta gente del norte (…¡ y con el resto de la humanidad!). Decidí ponerme en el centro, cerca, pero no veía nada y ya había perdido unos cinco kilos con el calor que hacía. Entonces me acerqué a la mesa de sonido, mientras iba tomado algunas fotos y videos con el móvil. Ya eran casi las 21:30. Iban con media hora de retraso, aunque el ambiente en el interior era bastante festivo. Es que los británicos son festivos. Baste para confirmar que en 5 minutos, ya me había hecho de un par de amigos eventuales.

Al sonar las primeras notas de música, el público estalló, se descontrolaron y comenzaron a corear sus letras. Eran nuestros ídolos y después de más de 15 años habían vuelto y estaban allá arriba, en aquel escenario, a pocos metros de distancia.

No me extenderé en crónicas y análisis sobre las canciones, versiones, forma y cantidad ya que los expertos se encargarán de hacer sus reflexiones (ver links de más abajo). Lo que sí expresaré a nivel personal, es que me parecieron impresionantes desde el punto de vista musical, y que si sólo te quedas con sus discos, te estás perdiendo el poder que tiene la banda al tocar en directo. Luego de cambiar dos veces más mi posición hasta encontrar un lugar desde el que veía todo el escenario, podía saltar y, además, estaba bajo un chorro de aire acondicionado, y una hora y media de concierto después, llegó, según los expertos, un inusual bis con el momento de La Resurrección. La ejecución en directo fue perfecta para mí y extendida para deleite de los que estábamos allí. Yo quería más, pero ya se había acabado.

Había resucitado nuevamente.

Christian Flavio Tasso

Otras referencias:

http://www.thestoneroses.org/

http://www.youtube.com/user/STONEROSES2012?feature=watch

http://www.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=1186655

http://jenesaispop.com/2012/06/09/the-stone-roses-arrasan-barcelona-en-el-inicio-de-su-gira/

http://cultura.elpais.com/cultura/2012/06/09/tentaciones/1339200538_397739.html

http://www.musicazul.com/conciertos/the-stone-roses-razzmatazz-barcelona-08-06-2012/

 

Blog 20 – La más sincera de las mentiras

Supernovai- Quería entrar en la banda. Todos lo miraron con rostros desafiantes. Eran seis, faltaba uno. Podría ser él… o no. La verdad es que ya estaban bien así, pero no darle la oportunidad de pertenecer no era políticamente correcto (si es que alguien entiende el sentido práctico de ese concepto).

La premisa era simple: debía buscar dónde guardaba el dinero su madre, que era viuda, y robárselo. Él nunca había sido nadie, y luego de consumar este acto pertenecería a un grupo de elegidos… La élite de la delincuencia. Sería respetado allá donde fuere. Estaría por encima del resto de los humanos. Estaba claro, la movida implicaba un sacrificio, pero había que hacerlo. Sería una medida valiente.

ii – Era un administrador sensato y ahora también el presidente de la comunidad de vecinos de su edificio. Se había graduado en Administración de Empresas hacía 5 años y estudiando por las noches, pero su trabajo se limitaba a ser cajero en una entidad bancaria. Él sabía que daba para mucho más y administrar su edificio era como una prueba piloto para él. Un día se rompió el ascensor de la finca, que contaba con 8 plantas de altura. El arreglo era caro y le costaría conseguir ese dinero del resto de los inquilinos, mayormente personas trabajadoras y pensionadas. Pero, sin dar demasiadas explicaciones, lo arregló. Solucionó el problema comunitario. Al año siguiente, el nuevo presidente se encontró con una deuda importante en las cuentas de la finca. Le pidió explicaciones a él quién le respondió: “había que hacerlo”. Alguien tenía que tomar la decisión. Poco después, fue nombrado director de la sucursal del banco en el que hasta ahora había sido cajero.

iii – Sus amigos sentían envidia de él. No hablaba demasiado. De hecho se expresaba a través de monosílabos, básicamente afirmando o negando lo que los demás decían… Evolucionó en esta forma de comunicarse al tiempo que avanzaba en su carrera profesional. Pero en su entorno era más reconocido por sus logros más que por su forma de pensar o expresarse. Al menos eso parecía porque se acababa de comprar un coche de alta gama y eso debía de significar algo… Era uno de esos coches de unos 30000 euros, en cuyo anuncio aparecía un hombre inteligente y silencioso parecido a él, conduciendo el mencionado vehículo por las estrechas carreteras asfaltadas de una isla, mientras un acompañante amigo destacaba fascinado las bondades de la máquina. Lo más brillante del anuncio era el remate, ya que la isla solo tenía 12 km de carreteras. Estaba claro, un anuncio diseñado por gente inteligente, que presentaba un coche inteligente, para gente inteligente como él, que se podía permitir adquirir una excelsa máquina de 120 CV, que emite entre 127 y 140g de CO2 por kilómetro, para circular por una isla paradisíaca con 12 km de estrechas carreteras, en las que, a lo sumo, se puede ir a 90 km/h. No mucha gente sabe tratar sus asuntos con esta sobredosis de lucidez y estar en un lugar tan destacado para su entorno. Era un líder nato que optimizaba cada una de sus decisiones e iluminaba al resto de la humanidad con su sabiduría.

Resulta que aquel expresidente de su comunidad venido a director de sucursal, relevó de su puesto a nuestro conductor del coche de 120 CV por no cumplir éste último con los objetivos que le pedía la entidad en la que trabajaba. Éste, asimismo, se vio endeudado con la misma entidad, y su flamante coche de 30000 euros no le alcanzaba para pagar la deuda que había asumido, que entendamos como funciona un banco, era mucho mayor que el valor del coche. Por lo que a partir de ese momento siguió recorriendo las carreteras de la isla, pero a pié para buscar trabajo. Si solo tenían 12 km de longitud, no tardaría más de tres horas en atravesarlas caminando.

Respecto a nuestro primer amigo, el aspirante a pertenecer a la élite de delincuentes, no pudo cumplir con los objetivos que le pedían sus futuros socios, ya que su madre viuda, tenía los ahorros en el banco cuyo director era el eficiente expresidente de la comunidad ¡Y estaba muy tranquila! ya que aunque el banco se había “caído” apareció (hablando de héroes y valientes) el estado de turno para “rescatarlo” con dinero del resto de los ciudadanos. La viuda podría contar con su dinero cuando quisiera ¡Qué suerte que tenía!

 

Todo este relato, por supuesto, es pura ficción, o sea, la más sincera de las mentiras; por lo que toda posible relación y/o coincidencia con hechos transpolados a otros niveles es pura casualidad. ¡Es la pura verdad! Y si no fuera verdad, será que la culpa la tiene otra persona, por ejemplo quién me enseñó a leer y a escribir, que ¡para qué lo habrá hecho…!

Christian Flavio Tasso