Blog 22 – Carreras prometedoras: “Mi hijo es ingeniero”

(este es el post que debía, cronológicamente situado antes del de Stone Roses)

Yo soy de la época en la que la afirmación del título valía algo. Nuestros padres y abuelos, hijos y protagonistas de los primeros convulsos 50 años del siglo XX (y más también), querían que nosotros, que teníamos la posibilidad de estudiar hasta una carrera universitaria de manera gratuita, pudiéramos llegar a ser alguien (¿¡!?)… Hacían sacrificios excepcionales para garantizar que nosotros estudiáramos.

Es posible que esta reflexión valiera, mayoritariamente, para el siglo pasado. Pero ahora se ha vuelto obsoleta… ¡Y no es que la Ingeniería o la Medicina hayan pasado de moda! ¡Para nada! simplemente es que es más fácil pensar en “carreras” que den “mayores rendimientos o beneficios” desde el punto de vista económicosocial… O sea, en ganar dinero.

Hace unos días, vi un programa de televisión que refleja una realidad que se está viviendo en la España de los últimos años «Más allá del ladrillo«.

En este capítulo se entrevista a varios científicos “indignados” porque han dedicado muchos años de su vida para formarse en algo que no pueden desarrollar en su país, incluso, habiendo participado de un programa de recaptación investigadores… Pero ese no es el peor de los problemas, sino que algunos de ellos están tan “quemados” que se plantean dejar la investigación para dedicarse a la hostelería o a ser taxistas (sí, esto ya lo vi en algún otro lugar)… (Observación al margen, es una suerte que existan este tipo de programas en un modelo televisión que apuesta mayormente por un exhibicionismo rastrero).

En contrapartida vemos otras realidades muy diferentes. No voy a hablar de los deportistas, porque al menos, muchos de ellos tienen bastante mérito y eso es algo que respeto, más allá de que piense que sus sueldos son, a partir de cierto nivel, desmesurados. Socialmente un deportista, además de ser un modelo de disciplina y perseverancia, es una persona que da muchas alegrías a su afición. Ahora, lo de ser “héroes” lo dejo para otro blog en el que revisaremos un poco la definición de lo que es “ser un verdadero héroe”.

Como decía, por otro lado, tenemos a los banqueros y/o economistas y a los políticos (o su desafortunada combinación). Aunque no son todos iguales por suerte. La realidad es más que contundente con algunas de sus “fechorías”.

http://economia.elpais.com/economia/2012/05/29/actualidad/1338284004_743932.html

http://www.publico.es/dinero/423805/la-exdirectora-general-de-la-cam-reclama-10-millones-de-indemnizacion

Estas son solo 2 noticias sobre personas que reclaman una cantidad de dinero desmesurada por haber hecho gestiones, como poco, cuestionables en dos entidades bancarias (podemos encontrar decenas de estas). Y yo me pregunto si ese señor… perdón, quiero decir individuo, que formó parte de la cúpula de 3 entidades que tuvieron que ser rescatadas puede ser recompensado con esa obscena cantidad de dinero mientras gente mucho más válida, eficiente y productiva para una sociedad tiene que plantearse dejar el país… ¡Y ni quiero hablar del que fue Director Gerente del FMI y Director de Bankia!

Como conclusión, creo que debemos recomendar a nuestros hijos que no estudien una compleja Ingeniería, ni hagan ningún doctorado y obtengan un premio en investigación, sino que se afilien a un partido político, hagan una carrera en Económicas y encuentren la oportunidad de “colarse” en algún puesto estratégico del que puedan sacar muchos beneficios y una buena indemnización o pensión, aunque lo hagan mal. Eso es lo que popularmente se llama “pelotazo”.

Eso sí, de todas maneras, generarán en su entorno esa extraña mezcla de envidia y aversión que nos provocan los imputados en nuestra sociedad. La lamentable conclusión es que si los valores de nuestra cultura siguen así, algún día algunos padres llegarán a sentirse orgullosos de decir: “Allá va mi hijo: el imputado”.

Christian Tasso