38 – El Señor Naranja y la construcción del discurso

Seguramente muchos de ustedes recuerdan Reservoir Dogs (Tarantino, 1992), película con la que este genio se dio a conocer al mundo por la puerta grande. La obra tiene varias escenas memorables que han quedado perpetradas en la memoria colectiva cinéfila; pero en esta entrada me voy a referir a la secuencia en la que el Sr. Naranja / Freddy Newandyke (Tim Roth), que es policía, busca la aprobación de la banda para infiltrarse y poder atrapar al jefe in fraganti.

La construcción del discurso
En mi lista de escenas y/o secuencias preferidas, esta está en un lugar destacado, por la inteligente utilización que hace Tarantino del relato dentro del relato. Siempre recuerdo que Shakespeare también utilizó este recurso en Hamlet con la finalidad de desvelar la culpabilidad de su tío. En este caso, Newandyke comienza ensayando su relato al tiempo que vemos un montaje que va saltando en el tiempo y entre las diferentes escenas, hasta que acabamos con el policía en el momento en que lo explica a los delincuentes. Fantástica la escena del baño, por cierto. En la pantalla vemos tanto la realidad como las escenas ficticias que relata. Al final construye un discurso verosímil y consigue tener cierta complicidad y empatía con sus nuevos compañeros delincuentes.
Por supuesto, recomiendo ver la secuencia -e incluso la película- completa y en versión original subtitulada, para no perder el slang que utilizan al hablar.

La moral del discurso
Reservoir Dogs es una ficción, pero nuestra realidad está plagada de discursos construidos que intentan inculcarnos diferentes ideas, necesidades, respuestas y todo lo que se nos ocurra.
El que más me preocupa hoy en día es el discurso de los políticos. Generalizando, es un discurso cuya veracidad está en entredicho y machacada por la contundencia de la realidad.
Esta entrada no pretende tomar partido por unos o por otros, ya que creo que todos tienen razones más que suficientes para sentir vergüenza, pero sí hacer especial hincapié en la capacidad que tienen ciertas personas para construir un relato y hacérnoslo creer, como ese policía que les explica a sus nuevos compañeros sus falsas peripecias como traficante de poca monta.
Creo que como ciudadanos de un Estado tenemos la obligación moral (que no impuesta) de elegir a quienes nos gobiernan. Está claro que siempre existirá el cuestionamiento de si gobiernan los que elegimos o los que pagan las campañas de los que elegimos, pero, en tal caso, ese es otro tema que deberemos valorar a la hora de poner la papeleta dentro de la urna.

Nuestro propio discurso
Lo más importante es que nosotros tengamos la capacidad de construir nuestro propio discurso, que no tiene porqué ser igual al del resto y coincidir al cien por ciento con el de los aspirantes a cargos públicos; pero para construirlo estamos obligados a cuestionar todas las versiones de la realidad que nos intentan explicar ¿Llegaremos a conocer la verdad? Quizá eso sea lo menos relevante, ya que un discurso inverosímil siempre nos va a chirriar y ahí es donde debe entrar en juego nuestra voz interior ¿Es esto lo que quiero realmente?

Volviendo a Tarantino, Joe Cabot, el jefe de la banda, no tenía del todo claro que Mr. Orange fuera de confiar, pero así y todo lo sumó a la banda y esa fue su perdición… A veces nuestra intuición -esa lucecita roja, ámbar o verde que se nos enciende en algunos momentos- nos dice más cosas que las palabras.

Christian Flavio Tasso

Blog 22 – Carreras prometedoras: “Mi hijo es ingeniero”

(este es el post que debía, cronológicamente situado antes del de Stone Roses)

Yo soy de la época en la que la afirmación del título valía algo. Nuestros padres y abuelos, hijos y protagonistas de los primeros convulsos 50 años del siglo XX (y más también), querían que nosotros, que teníamos la posibilidad de estudiar hasta una carrera universitaria de manera gratuita, pudiéramos llegar a ser alguien (¿¡!?)… Hacían sacrificios excepcionales para garantizar que nosotros estudiáramos.

Es posible que esta reflexión valiera, mayoritariamente, para el siglo pasado. Pero ahora se ha vuelto obsoleta… ¡Y no es que la Ingeniería o la Medicina hayan pasado de moda! ¡Para nada! simplemente es que es más fácil pensar en “carreras” que den “mayores rendimientos o beneficios” desde el punto de vista económicosocial… O sea, en ganar dinero.

Hace unos días, vi un programa de televisión que refleja una realidad que se está viviendo en la España de los últimos años «Más allá del ladrillo«.

En este capítulo se entrevista a varios científicos “indignados” porque han dedicado muchos años de su vida para formarse en algo que no pueden desarrollar en su país, incluso, habiendo participado de un programa de recaptación investigadores… Pero ese no es el peor de los problemas, sino que algunos de ellos están tan “quemados” que se plantean dejar la investigación para dedicarse a la hostelería o a ser taxistas (sí, esto ya lo vi en algún otro lugar)… (Observación al margen, es una suerte que existan este tipo de programas en un modelo televisión que apuesta mayormente por un exhibicionismo rastrero).

En contrapartida vemos otras realidades muy diferentes. No voy a hablar de los deportistas, porque al menos, muchos de ellos tienen bastante mérito y eso es algo que respeto, más allá de que piense que sus sueldos son, a partir de cierto nivel, desmesurados. Socialmente un deportista, además de ser un modelo de disciplina y perseverancia, es una persona que da muchas alegrías a su afición. Ahora, lo de ser “héroes” lo dejo para otro blog en el que revisaremos un poco la definición de lo que es “ser un verdadero héroe”.

Como decía, por otro lado, tenemos a los banqueros y/o economistas y a los políticos (o su desafortunada combinación). Aunque no son todos iguales por suerte. La realidad es más que contundente con algunas de sus “fechorías”.

http://economia.elpais.com/economia/2012/05/29/actualidad/1338284004_743932.html

http://www.publico.es/dinero/423805/la-exdirectora-general-de-la-cam-reclama-10-millones-de-indemnizacion

Estas son solo 2 noticias sobre personas que reclaman una cantidad de dinero desmesurada por haber hecho gestiones, como poco, cuestionables en dos entidades bancarias (podemos encontrar decenas de estas). Y yo me pregunto si ese señor… perdón, quiero decir individuo, que formó parte de la cúpula de 3 entidades que tuvieron que ser rescatadas puede ser recompensado con esa obscena cantidad de dinero mientras gente mucho más válida, eficiente y productiva para una sociedad tiene que plantearse dejar el país… ¡Y ni quiero hablar del que fue Director Gerente del FMI y Director de Bankia!

Como conclusión, creo que debemos recomendar a nuestros hijos que no estudien una compleja Ingeniería, ni hagan ningún doctorado y obtengan un premio en investigación, sino que se afilien a un partido político, hagan una carrera en Económicas y encuentren la oportunidad de “colarse” en algún puesto estratégico del que puedan sacar muchos beneficios y una buena indemnización o pensión, aunque lo hagan mal. Eso es lo que popularmente se llama “pelotazo”.

Eso sí, de todas maneras, generarán en su entorno esa extraña mezcla de envidia y aversión que nos provocan los imputados en nuestra sociedad. La lamentable conclusión es que si los valores de nuestra cultura siguen así, algún día algunos padres llegarán a sentirse orgullosos de decir: “Allá va mi hijo: el imputado”.

Christian Tasso