47 – El 2020 en siete canciones tristes

Este año merecía algunas reflexiones que publiqué en una de mis redes sociales acompañada de una canción triste, entre los días 19 y el 25 de diciembre. La felicidad personal no está en cuestión, sino más bien hice un ejercicio de visión colectiva, de empatía. Estas reflexiones también merecen estar en mi blog. Aquí las transcribo:

19/12/2020

1.Este fue (y aún no acabó) un año de mierda… Pienso que fallamos como especie, salvo muchísimas excepciones por fortuna. Cada día publicaré una canción triste, según mi percepción, junto a alguna reflexión. Empiezo con esta belleza de Nick Cave & The Bad Seeds.

20/12/2020

2. Mi segunda reflexión la dedico a ellas y ellos, sanitarias y sanitarios. Lo han dado y continúan dándolo todo, incluso la vida, a veces en pésimas condiciones y a pesar de nuestra negligencia. Para quienes crean en los ángeles en un sentido literal y metafórico. Sigo con esta tierna y melancólica canción, Angel Mine de Cowboy Junkies.

21/12/2020

3. La tercera reflexión es para recordar a quienes ya no están… Muchas personas, gente con nombre, apellido, familia y amigos que no van a estar en estas fiestas y que no pudieron estar con sus seres queridos en sus últimos momentos de vida. Nuevo reconocimiento para el personal sanitario que les brindó humanidad a estas personas… “Don’t walk away, in silence”. Hoy esta canción oscura y reflexiva, Atmosphere de Joy Division.

22/12/2020

4. ¿Qué hacen por nosotros los políticos? Omnipresentes en la pandemia, no podían faltar en mis reflexiones. Todos los gobernantes y representantes de cualquier parlamento democrático del mundo deben trabajar para el pueblo, además de que pagamos sus sueldos… Muchos aprovecharon esta crisis para dividir más a la sociedad. Oportunismo y bajeza moral en lugar del bien común. Nosotros los pusimos allí. Ante tanta mediocridad, belleza con esta canción de Yann Tiersen y la inmensa Liz Fraser, y tristeza, claro…

23/12/2020

5. Fake News. Si hay un virus preexistente que se agravó con la pandemia, ese es el de las noticias falsas. Me cuesta entender cómo se puede creer más a un contacto de redes sociales que a una fuente fiable (evito decir oficial). Quien reenvía sin contrastar es parte del problema de la desinformación. Somos perezosos digitales y nos falta más educación digital, valga la redundancia. Más ángeles con Calling All Angels, una preciosa canción de Jane Siberry.

24/12/2020

6. ¿Salvar la navidad? ¿Qué significa esto? “No les pongamos demasiadas restricciones a la gente para que consuma mucho, aunque la incidencia acumulada esté subiendo”. Supongo que necesitamos creer que no hay responsabilidad nuestra… Parece que no hay más momentos en el año en los que podamos estar con quienes queremos… Preferimos ignorar las recomendaciones que nos afectan. Teardrop de Massive Attack con Liz Fraser.

25/12/2020

7. Parece que en las sociedades modernas actuales no estamos dispuestos a renunciar a vicios adquiridos. Vivimos demasiado bien y tuvo que pasar esto para que nos diéramos cuenta. Este individualismo narcisista que practicamos, potenciado y exhibido por las redes sociales, es destructivo. Lo que deseo para el 2021 (¡y para el resto de la existencia humana!) es que pensemos, reflexionemos un poco más, y en especial, más Educación. Última canción triste de mis reflexiones con Portishead.

Lo dicho.

Christian Tasso

35 – Me verás volver…

Secuencia inicial
Corría la segunda mitad de la década de 1980. Yo, aún adolescente, estaba buscando mi identidad musical. Tengo que admitir que no me gustaba la música argentina. No me pregunten por qué: si era porque me costaba acostumbrarme a canciones de rock y pop cantadas en castellano, o porque simplemente no me llegaba, o no la entendía. Además también recuerdo una discusión, quizá un poco anterior en el tiempo, que cuestionaba la existencia de un denominado “rock nacional”… (¡ja!). Sí, tenemos esa manía de querer catalogar todo, y cuando algo no encaja, cuestionarlo y perdernos en discusiones cosméticas en vez de disfrutarlo…

Entre caníbales
La importante es que entre mediados y finales de la década de 1980, con la apertura musical (y cultural en general) post dictadura que hubo en Argentina, empezamos a escuchar cosas nuevas, menos convencionales, muchas de ellas llegadas de Europa, en especial del Reino Unido (otro prejuicio: mezclar cultura con conflictos territoriales, manipulados a conveniencia por los gobiernos). Y esa música, que no era fácil de digerir para todo el mundo, llegaba a mis oídos a través de mis amigos de aquel momento. Era curioso, porque podías encontrarte, a grandes rasgos, tres tipos de tribus urbanas que frecuentábamos diferentes locales bailables: a los que les gustaba la música comercial, casposa y naif de los 80 (es una opinión personal, sin ánimo de ofender a nadie, y una opción válida); a los que les gustaba el rock and roll, cuyo buque insignia eran los Rolling Stones; y a los que nos gustaba The Cure y todas estas bandas “new wave” de aquel momento. Por alguna razón que desconozco, los “stones” odiaban a muerte a los “dark”.

Y en este contexto cambiante de nueva etapa democrática, con la ausencia de las restricciones y represiones propias de una dictadura, comienzan a aflorar nuevas bandas nacionales, que conviven con las más antiguas, y hay otras que evolucionan gracias a las nuevas influencias de aquel momento. Así es como percibí y percibo yo el comienzo de mi relación con Soda Stereo.

Ángeles eléctricos
Soda Stereo Circa 1984Creo que el primer tema que llegó a mis manos fue “Prófugos”. Me lo habían grabado en un cassette, con otras canciones “alternativas” de la época. Aquí podría tentarme y decir que fue amor a primera vista, pero no, nunca fui un verdadero fan de Soda Stereo… de hecho, ya me costaba comprar con el nombre que tenían… Pero pasaron los años y como un buen vino que necesita su momento y un bebedor que lo encuentra, Soda Stereo volvió a encontrarme y supe apreciar mucho su música. Muy posiblemente haya sido por afinidad con lo que escuchaba por aquel entonces, y seguro, por las constantes alusiones cinematográficas de sus canciones.

Me verás volar
Diciembre de 1991, faltaban pocos días para que acabe el año. Me hubiera gustado estar allí, pero no fue así. Lo vi por TV. Soda Stereo, en un inolvidable concierto gratuito en la avenida 9 de julio de Buenos Aires, congregaba a 250000 personas. El concierto fue extraordinario, inolvidable, un hito dentro de la historia de la música argentina. Parecía imposible poder llegar más alto…

Esa noche, yo fui a bailar a una de las discotecas de moda de aquel momento. Se llamaba Mix, si no me equivoco, y estaba situada en el barrio porteño de Belgrano. Pasaban tecno, diría, pero no del más comercial. En un momento, entre medio de los flashes de la pista, se vio la silueta de una persona bailando extasiada. Su peinado era inconfundible. Ese joven acababa de dejarlo todo en un escenario frente a una multitud entregada. Estaba en la cima del mundo, y además, a pocos metros de mí. Sí, era Gustavo Cerati. Todos observábamos boquiabiertos la catarsis de ese hombre en medio de la pista con un respeto casi reverencial. Hasta que en un momento se detuvo y desapareció repentinamente entre la gente acompañado.

Un modelo para armar
Creo que era en la película Alta fidelidad (Stephen Frears, 2000), protagonizada por John Cusack, donde hablaban de las reglas para regalarle una cinta grabada a una chica. Sí, he utilizado la versión de “En la ciudad de la furia” de “Comfort y música para volar” del fantástico Unplugged de la MTV en uno de esos CD personalizados. En mi interior esta canción es tan representativa de una época y una forma de entender Buenos Aires como podría serlo el “Otoño porteño” de Piazzolla, otro genio admirado por mí. Es lo que tiene el arte: puede cambiar nuestra percepción de la vida. Además hay un componente que exalta más la música argentina en mi caso, el hecho de llevar varios años fuera del país que me vio nacer… supongo que debe de haber una especie de idealización respecto a la cultura argentina.

#Graciastotales
Cerati, Bosio y Alberti nos han regalado grandes canciones que acompañaron diferentes momentos de nuestra vida. Cerati nos dejó, pero su música seguirá ahí, para siempre. Y cada vez que escuchemos algunas de sus canciones, nos transportará automáticamente a algún momento de nuestro pasado. Eso es trascendencia.

Christian Flavio Tasso